sábado, 20 de mayo de 2023

Enheduanna: la primera escritora conocida de la historia

 

Enheduanna: la primera escritora conocida de la historia

Introducción:

En este artículo exploraremos la fascinante historia de Enheduanna, la primera escritora conocida de la historia. A pesar de que su nombre puede ser desconocido para muchos (yo la primera), su legado en la literatura es innegable y merece ser reconocido. Enheduanna fue una figura destacada en la antigua civilización sumeria, donde se desempeñó como sacerdotisa y poeta. Sus escritos, aunque poco conocidos en la actualidad, marcaron un hito importante en la historia de la literatura mundial. Acompáñame en este viaje para descubrir la vida, los logros y el impacto duradero de Enheduanna en el mundo de las letras.



¿Quién fue Enheduanna?

Enheduanna nació en el siglo XXIII a.C., siendo hija del rey Sargón de Acadia y de una princesa sumeria. Desde su nacimiento y debido a su posición privilegiada, Enheduanna estuvo destinada a tener una educación excepcional, ya que su posición como princesa le brindó la oportunidad de recibir una formación amplia y sofisticada de la que pocas mujeres gozaban y en la cual se incluían disciplinas como la música, la literatura, la política y la religión.

    Sin embargo, Enheduanna no solo se destacó como una princesa instruida, sino que también se convirtió en una sacerdotisa prominente en el templo de Inanna, la diosa sumeria del amor, la belleza y la guerra. Este rol religioso desempeñó un papel fundamental en su vida y en su escritura, ya que la inspiración divina se consideraba esencial para componer los himnos y poemas. Es por ello que su papel como sacerdotisa y su conexión con la deidad Inanna influyeron en su desarrollo como escritora y poeta, permitiéndole crear obras literarias trascendentales que cautivarían a las generaciones futuras. 



Su vida y logros:

La vida de Enheduanna estuvo marcada por su destacado papel como sacerdotisa y escritora en la antigua Sumeria. Como sacerdotisa de alto rango en el templo de Inanna, tenía la responsabilidad de realizar rituales religiosos y actuar como intermediaria entre los dioses y los seres humanos.

    En cuanto a su labor como escritora, Enheduanna dejó un legado duradero en el campo de la literatura. Sus escritos, compuestos en forma de himnos y poemas, reflejaban su profunda espiritualidad y conexión con lo divino. Sus obras eran el resultado de una devoción ferviente y una habilidad excepcional para la expresión poética. Y, aunque su creación literaria se ha perdido casi por completo, se sabe que dejó un legado de poemas que reflejaban su profunda conexión con la espiritualidad y su devoción hacia la diosa Inanna. Enheduanna no solo fue una escritora talentosa, sino que también fue una pionera en su época.

“Historiadores y expertos en literatura consideran a Enheduanna como la autora de al menos 42 himnos escritos en acadio destinados a los rituales que se realizaban en los santuarios de todo Sumer y Acad, incluidos los grandes complejos de Eridu, Sippar y Eshnunna. Asimismo, el de Enheduanna es el primer caso conocido en el que el nombre de un autor se graba sobre tablillas de arcilla. Enheduanna es también la única mujer que aparece entre los grandes autores de la literatura mesopotámica (...)" National Geographic

    El impacto de Enheduanna en su época es notable. Sus obras fueron ampliamente conocidas y apreciadas en la antigua Sumeria, y su influencia se extendió a través de las generaciones posteriores. Su estilo poético único y su profunda conexión con la espiritualidad dejaron una marca perdurable en la literatura sumeria y en la cultura en general.



Obras de Enheduanna:

Enheduanna dejó un legado literario notable a través de sus obras, que abarcan una variedad de géneros poéticos e himnos dedicados a la diosa Inanna. Algunas de sus obras más destacadas incluyen el "Himno a Inanna" y el poema conocido como "La exaltación de Inanna".

    El "Himno a Inanna" es considerado uno de los himnos más antiguos y bellos de la historia. En este himno, Enheduanna alaba y exalta a la poderosa diosa sumeria Inanna, describiendo su grandeza y su influencia en el mundo. El lenguaje poético utilizado en este himno refleja la devoción de Enheduanna hacia la deidad y su habilidad para transmitir emociones y sentimientos profundos.
    Otra obra destacada es el poema "La exaltación de Inanna". Este poema épico narra las hazañas y los logros de la diosa Inanna, desde su descenso al inframundo hasta su regreso triunfal. Enheduanna utiliza una narrativa rica y vívida para transportar al lector a un mundo de mitos y leyendas, donde los conflictos divinos y las proezas heroicas se entrelazan. El estilo y la estructura de la escritura de Enheduanna se caracterizan por su belleza poética y su habilidad para evocar imágenes vívidas en la mente del lector. Sus composiciones se basan en la métrica y el ritmo, utilizando repeticiones y figuras retóricas para crear efectos líricos. Además, su habilidad para expresar emociones y sentimientos de manera elocuente y poderosa demuestra su genialidad como escritora.
    Las obras de Enheduanna no solo fueron aclamadas en su tiempo, sino que también dejaron una huella perdurable en la literatura sumeria y en la historia de la literatura mundial. Su escritura trascendió las barreras de género y tiempo, y su influencia se puede apreciar en las obras literarias posteriores de otras culturas y escritores.
    En conclusión, Enheduanna fue una poeta y escritora excepcional cuyas obras literarias continúan inspirando y cautivando a los lectores hasta el día de hoy. Su habilidad para expresar lo divino y lo humano a través de la palabra escrita la convierte en una figura invaluable en la historia de la literatura.

lunes, 1 de mayo de 2023

La voz femenina en la literatura: una mirada a través de la historia

Enheduanna, la poeta más antigua conocida

A lo largo de la historia de la literatura, las mujeres escritoras  han dejado una marca profunda en la sociedad, no solo por sus escritos, sino también por la lucha constante contra las barreras de género y la desigualdad. Son creadoras de obras literarias que han inspirado a generaciones enteras al romper moldes, estereotipos y dejando un legado que trasciende el tiempo y las fronteras culturales.

Desde el inicio de la historia de la literatura, las escritoras han luchado por ser reconocidas y valoradas en un mundo dominado por hombres. Desde la Edad Media hasta el Renacimiento, las mujeres que se atrevían a escribir lo hacían bajo un seudónimo masculino o bajo el amparo de una figura patriarcal, a riesgo de ser  acusadas de brujería o ser marginadas por la sociedad. Sin embargo, a pesar de estas dificultades, muchas de ellas encontraron la valentía y la manera de expresar sus pensamientos y sentimientos a través de la escritura atreviéndose a romper con lo establecido.

En el siglo XVIII, con la Ilustración, la educación se convirtió en un valor importante, lo que permitió a las mujeres, hasta cierto punto, acceder a la educación y tener la oportunidad de escribir y publicar sus obras. Jane Austen, Mary Shelley y Emily Brönte son algunos de los nombres que se destacaron en este periodo, al haber dejado obras que trascienden el tiempo y que, aún hoy en día, son consideradas como clásicos de la literatura.

En el siglo XIX, el movimiento feminista y la lucha por la igualdad de derechos les permitió expresar sus opiniones y experiencias personales en sus obras. Autoras como George Eliot, Virginia Woolf y Jane Austen se convirtieron en voces de la lucha por la igualdad y la justicia en la sociedad.

En la actualidad, las escritoras continúan rompiendo barreras y abriendo nuevas perspectivas a través de sus obras. La literatura escrita por mujeres es una herramienta poderosa para explorar temas de género, identidad y justicia social. Autoras como Toni Morrison, Chimamanda Ngozi Adichie y Elena Ferrante, entre muchas otras, han ganado numerosos premios y reconocimientos por sus escritos, y sus obras han sido traducidas a múltiples idiomas y leídas en todo el mundo.

La relevancia de las mujeres en la literatura es innegable. Han creado obras que reflejan la vida y la realidad de las mujeres en general, permitiendo una mejor comprensión de su papel y su lucha en la sociedad. Además, han demostrado que las mujeres pueden ser igualmente talentosas y creativas en la escritura, desafiando los estereotipos de género y estableciendo un nuevo camino para las futuras generaciones de escritoras.

La trascendencia de las mujeres escritoras en la literatura se evidencia en el impacto que han tenido en la sociedad y en la cultura en general al día de hoy. Sus obras han sido leídas, estudiadas y admiradas a lo largo del tiempo, y han inspirado a muchos otros escritores y escritoras. Además, su lucha por la igualdad de derechos y la justicia social ha dejado una huella en la historia de la humanidad y ha permitido avances significativos en la lucha contra la discriminación y la desigualdad.

Las mujeres escritoras han sido una presencia importante en la literatura desde hace siglos. A pesar de los obstáculos y prejuicios a los que se han enfrentado, muchas de ellas han logrado destacar en sus épocas y ser reconocidas por su obra literaria.

Una de las primeras mujeres escritoras de la historia de la literatura fue Enheduanna, quien vivió en el siglo XXIII a.C. y es considerada la autora más antigua conocida de la literatura mundial. Fue la primera poetisa y sacerdotisa en la historia de la humanidad, y sus escritos en sumerio incluyen himnos a las deidades, lamentaciones y obras de carácter religioso.

A lo largo de la historia, muchas mujeres han utilizado la literatura como una forma de expresión y de lucha por la igualdad de derechos. Un ejemplo de esto es Mary Wollstonecraft, quien en el siglo XVIII escribió "Vindicación de los derechos de la mujer", una obra que abogaba por la educación y el derecho al voto para las mujeres. Su hija, Mary Shelley, también destacó como escritora con su obra "Frankenstein", considerada una de las obras más importantes de la literatura gótica.

En el siglo XIX, Jane Austen se convirtió en una de las escritoras más reconocidas de la literatura inglesa, gracias a obras como "Orgullo y prejuicio" o "Sentido y sensibilidad". Su estilo narrativo sencillo y elegante, así como su capacidad para retratar la sociedad de su época, la convirtieron en una de las escritoras más queridas y respetadas de su tiempo, y cuyas obras se han adaptado exitosamente al cine.

En el siglo XX, mujeres como Virginia Woolf, Simone de Beauvoir, Marguerite Duras, Isabel Allende y muchas otras, han dejado una huella indeleble en la literatura mundial. Sus obras, en las que abordan temas como la identidad, la libertad, la igualdad de género y la lucha contra la opresión, han sido consideradas como piezas fundamentales de la literatura universal.

Es importante destacar la relevancia y trascendencia de las mujeres escritoras en la literatura, ya que su presencia y su obra han roto barreras y han abierto caminos para las generaciones posteriores. Además, su capacidad para reflejar la realidad y para transmitir emociones y sentimientos a través de la palabra escrita, ha permitido que su legado literario sea una fuente de inspiración y reflexión para muchas personas en todo el mundo.


miércoles, 8 de marzo de 2023

 

La influencia que las mujeres ganadoras del Nobel de Literatura han tenido en otras mujeres

Las mujeres ganadoras del premio Nobel de Literatura han destacado como líderes mundiales y han demostrado que la mujer tiene el poder de lograr grandes cosas. Estas escritoras han inspirado a otras mujeres a abrazar su voz y a crear una narrativa que refleje la realidad de su vida. A través de sus obras, ellas han logrado expresar el poder de la mujer y su influencia en el mundo.

1. Introducción

Las mujeres ganadoras del Nobel de Literatura han sido una fuente de inspiración para muchas mujeres en todo el mundo, que se han sentido inspiradas por la fuerza intelectual y el talento creativo de estas autoras ganadoras del premio. Sus trabajos han ayudado a crear una cultura de respeto por la literatura escrita por mujeres y han creado una nueva generación de escritoras. Sus obras han servido como una fuente de inspiración para otras mujeres para tomar el control de su vida y sus carreras. Muchas se han sentido inspiradas para buscar la libertad de expresión y la igualdad de derechos. Estas grandes escritoras han puesto en evidencia la importancia de la literatura escrita por mujeres y han ayudado a desarrollar la confianza en sí mismas de muchas otras de sus congéneres y han demostrado a otras mujeres que la escritura es un medio de expresión importante y que nada les impide alcanzar sus metas.

2. La obra literaria de Sigrid Undset

Sigrid Undset, escritora danesa nacida en 1882, fue de las primeras mujeres en ganar el Premio Nobel de Literatura en 1928. Fue también humanista interesada en la política de su tiempo y quien advirtiera desde entonces del peligro que representaban los nazis. 

Su labor literaria demuestra una fuerte ética de trabajo y dedicación, ya que fue madre y escritora de tiempo completo, tarea nada fácil, sobre todo, en aquella época. Su influencia como escritora no sólo se refleja en su obra literaria, sino también en la forma en que ha motivado a otras mujeres a seguir sus pasos ya que las ha inspirado a escribir sus propias obras literarias, así como a seguir carreras en el campo de la literatura. La obra de Sigrid Undset ha contribuido al avance de la literatura femenina.

Sus obras principales son: Las mujeres sabias, Santa Catalina de Siena, La zarza ardiente, Olav Audunssön, entre otras.

Murió en 1949 a los 67 años.  

3. Los logros literarios y académicos de Toni Morrison

Toni Morrison, nacida en Ohio en 1931, ha sido una de las figuras más influyentes para las mujeres en el mundo de la literatura como la primera mujer afroamericana en ganar el Premio Nobel de Literatura. Sus trabajos han hecho una contribución invaluable para la literatura afroamericana, presentando narrativas desde una perspectiva única. Sus obras, como Beloved, The Bluest Eye y Sula, se han convertido en clásicos universitarios y la han ayudado a ganar una amplia gama de premios y reconocimientos.

Morrison también ha sido una gran defensora de la igualdad de género. A lo largo de su carrera, ha promovido la necesidad de permitir que las mujeres escritoras afroamericanas sean plenamente escuchadas y reconocidas. Esto, a su vez, ha inspirado a otras mujeres a seguir sus propios sueños literarios y académicos y a creer que pueden alcanzar el éxito. Por lo tanto, el influjo de Morrison es indeleble y continuará inspirando a otros a seguir sus pasos. Toni Morrison falleció de neumonía en 2019 a los 88 años de edad.

Entre sus obras más representativas están: Ojos azules, La canción de Salomón, La isla de los caballeros, Beloved, entre otras.

4. El papel que Alice Munro ha desempeñado en el mundo moderno de la literatura

La canadiense Alice Munro es una de las mujeres ganadoras del Nobel de Literatura más reconocidas y admiradas del mundo moderno. Su trabajo, impregnado de una profunda comprensión de la vida, ha tenido una gran relevancia en la literatura contemporánea y ha sido fuente de inspiración para muchas mujeres escritoras que desean seguir sus pasos. Ella misma ha mencionado que una de sus principales influencias fue la escritora norteamericana Eudora Welty, quien también fue galardonada con el premio Nobel de Literatura. Esta influencia es clara en el trabajo de Munro, que se caracteriza por sus narraciones interconectadas y la exploración de la subjetividad. Munro también ha sido una figura significativa para las mujeres del mundo moderno de la literatura. La recepción de su trabajo por parte de la crítica literaria ha cambiado la forma en que el público en general ha percibido la escritura de las mujeres. Su trabajo demuestra que las escritoras pueden tener una voz y una perspectiva única, y que sus contribuciones a la literatura son dignas de reconocimiento. El hecho de que Munro haya recibido un premio Nobel de Literatura es una señal de que las mujeres están siendo reconocidas por sus contribuciones a la literatura, aunque aún falte un largo camino por recorrer. Su impacto en la literatura contemporánea ha sido inestimable y es una fuerza para el bien en el mundo moderno de la literatura.

Entre sus trabajos literarios, están los cuentos El progreso del amor, Amistad de juventud, Demasiada felicidad… y muchos más.

5. El impacto cultural que Doris Lessing tuvo en su época

En 2007, Doris Lessing es de las pocas mujeres en haber ganado el premio Nobel de Literatura. Como escritora y feminista, Lessing tuvo un gran impacto cultural en su época, inspirando a otras mujeres para que alcanzaran la igualdad de género. Muchas de sus obras abordan los temas de la discriminación de género, el matrimonio y el chauvinismo. Se destacó por encabezar el movimiento de liberación de las mujeres y por sus argumentos convincentes sobre la igualdad de los sexos. Además, Doris Lessing fue una de las primeras mujeres en luchar por la igualdad de género en la industria literaria. A través de su trabajo, logró cambiar la percepción de las mujeres en el mundo de la literatura. Inspiró a otras mujeres escritoras para que se presentaran a premios literarios y ganaran el reconocimiento que se merecían. Su influencia también tuvo un efecto en la opinión pública, ya que ayudó a crear mayor conciencia sobre la discriminación de género. Gracias a la obra y la influencia de Doris Lessing, muchas mujeres han podido alcanzar el éxito en la industria literaria. Su trabajo ha sido una inspiración para las mujeres que buscan igualdad de género. Por eso, se considera que Doris Lessing tuvo un gran impacto cultural en su época.

El cuaderno dorado es la novela más conocida de esta autora y una de sus obras más ambiciosas es, sin duda, Hijos de la violencia.

6. Las contribuciones hechas por Nelly Sachs al campo literario femenino

Como ganadora del Nobel de Literatura en 1966, Sachs abrió el camino para muchas mujeres escritoras y artistas para que tengan el reconocimiento que merecen. Su obra está llena de elegía y reflexión sobre el Holocausto, la identidad judía y la discriminación de género. Estos temas han inspirado a varias mujeres escritoras a crear narrativas y poesía que examinan y cuestionan los temas sociales más importantes que han marcado el mundo. Sus obras también han influido en la cultura de la memoria del Holocausto, así como en los estudios de género y la resistencia de la mujer. Nelly Sachs ha demostrado que una mujer puede lograr grandes hazañas en el campo literario, y que su contribución a la literatura femenina es una fuente de inspiración para otras mujeres. Sus obras han servido como punto de partida para mujeres escritoras de todo el mundo para explorar temas tales como la discriminación de género, la identidad judía y la memoria histórica. Estas contribuciones han servido, en gran medida, a crear un espacio seguro para la literatura femenina y han abierto la puerta a un nuevo tipo de narrativa y poesía.

Nelly Sachs fue autora de poemas más que de prosa. En una primera etapa, su literatura tuvo un perfil romántico, aunque posteriormente se enfocó al destino de los judíos y del genocidio nazi.

7. Conclusión: el legado que estas mujeres han creado para otras mujeres

El legado de estas ganadoras del Nobel de Literatura es profundamente inspirador. Su trabajo ha destacado la importancia de la libertad y la igualdad de género para el mundo. Al hablar directamente sobre la experiencia de ser mujer, han abierto la puerta para una nueva generación de escritoras que se sienten libres de abordar temas desafiantes, y han creado un espacio para que otras mujeres se expresen y compartan sus historias. Sus palabras les han permitido ver que sus voces son importantes y valiosas. Por eso, el legado de estas mujeres ganadoras del Nobel de Literatura es inconmensurable. Su trabajo ha ayudado a abrir caminos para aquellas que venimos detrás de ellas.

domingo, 28 de mayo de 2017

El Rapto, libertad

HAMBRE


La niña recogió una manzana medio podrida del suelo y la engulló con avidez. Hacía más de 3 días que no llevaba bocado alguno a su estómago. Y éste tenía la perversa manía de recordarle con aspavientos y dolores varios, la ausencia de alimento que lo hacía estremecerse. Ni por un momento se le ocurrió la posibilidad de que la manzana semipodrida le pudiera hacer algún daño. Su madre se habría horrorizado de lo que estaba haciendo. Pero su madre no estaba ahí, hacía mucho que no estaba. Y ella, con sus escasos 13 años tenía que decidir si se comía una manzana en esas condiciones o pasaba un día más sin comer. Decidió hacer caso omiso a la vocecilla materna que la prevenía del peligro. Es más, ni siquiera se dio cuenta de que le hablaba. Sus tripas crujieron ansiosas y contentas al sentir que, al fin, llegaba algo comestible a sus entrañas. La chiquilla se sintió regocijada por un breve momento. Luego recordó que también debía encontrar algo de agua, pero agua que no hubiera sido contagiada de esa absurda enfermedad a la que todos temían y que nadie sabía de dónde había llegado y por qué. La niña recorrió la pequeña cabaña con cautela, no fuera a ser que hubiera todavía algunos enfermos que terminaran por contagiarla a ella también. Pero todo era silencio, un absoluto y férreo silencio mortífero que helaba la sangre. Se sintió de pronto invadida por ese sentimiento de soledad y abandono que la venía persiguiendo desde hacía más de ocho meses. Desde que toda su familia pereciera a causa de la peste negra, la embargaban esos sentimientos de angustia y soledad que habían venido a instalarse a su vida con férrea determinación. Pensó en los cadáveres....
Árbol con un cuervo sentado sobre la rama —  Fotos de Stock #149055293...En los de sus padres y sus hermanos menores. En los de sus abuelos y sus tíos. En los de sus amigos y sus primos. Todos. Todos habían ido a parar a la pila de cuerpos que terminarían en una fosa común. Sin cruz que los protegiese de los malos espíritus, sin bendición que los encaminara hacia el edén, sin privacidad ni recato, sin absolutamente nada. La chiquilla suspiró con tristeza y siguió su inspección por el interior de la cabaña. Quizá podría hacer de esas cuatro paredes su hogar. Ahí se instalaría en lo que venían tiempos mejores, en lo que conocía a un buen chico que la desposara y en lo que llegaban los vástagos producto de ese matrimonio. Porque, a pesar de todo, aún creía que podría volver la vida a la normalidad, que podrían retornar los viejos tiempos. Entonces escuchó el crujir de la madera bajo unos pies. Son pies de hombre, pensó. Eran pisadas fuertes, robustas. Tenían que ser las de un hombre. Con la velocidad que da la necesidad de sobrevivir, se escondió detrás de una gran mesa de pesadas patas redondas. Las patas habían sido hechas con pedazos de tronco de árbol, por eso eran lo suficientemente anchas para cubrir el cuerpo pequeño y menudo de la niña. Temerosa, sintiendo en la boca ese amargo sabor a miedo, se abrazó a sus piernas y cerró los ojos con fuerza. Sabía que si ella no podía verlo, él tampoco podría verla a ella. Así que se aferró a la idea de que el hombre haría lo que tenía que hacer y se marcharía dejándola de nuevo sola y en paz. El hombre –que a deducir por lo fuertes de sus pasos era un tipo enorme—  caminó por la habitación que hacía las veces de cocina, estancia y dormitorio. Fue de un lado hacia otro moviendo cacharros, leños y objetos varios. La chiquilla seguía con los ojos muy cerrados a la espera de quién sabe qué. El hombre, efectivamente, no la veía. Se felicitó a sí misma, sabía que se había escondido en el lugar adecuado y que su empeño por cerrar los ojos la mantenía a salvo. Él siguió en lo suyo yendo y viniendo sin percatarse de la presencia de la pequeña extraña. La niña rezaba fervientemente, sabía que esto también ayudaría a no ser descubierta y a poder luego escapar de ahí sin un solo rasguño. Pero sentía cómo latía atemorizado su corazón. Dentro de su pecho, daba tremendos golpazos como si fuera un mazo arremetiendo contra sus costillas. Y tenía la mandíbula tan apretada que por un momento pensó que se escucharía fácilmente el rechinar de sus dientes. Casi no respiraba. Sabía que no podría seguir así mucho tiempo más, pues terminaría ahogándose o revelando su presencia. Estaba por asfixiarse cuando sintió una manaza sobre su hombro y dio un respingo. Abrió los ojos aterrada. El hombre, que efectivamente era como del tamaño de un gigante, comía una pierna de pato rostizada sentado ante la mesa. Hasta ese momento, la chiquilla se dio cuenta del delicioso aroma que flotaba en el ambiente y que el miedo le había ocultado a su olfato. Sin mirarla, el hombre señaló el sitio en la mesa frente a él. Un plato de pechuga de pato la esperaba. Entonces sus miradas se cruzaron. La de él no era la expresión de un santo, pero ella supo que todo estaría bien. La niña se incorporó lentamente del suelo, y con la delicadeza y el sigilo de un gato, fue a sentarse frente al primer plato de comida que tenía en meses.

lunes, 5 de septiembre de 2016

DICEN QUE MURIÓ DE PESTE NEGRA

Dicen que murió de peste negra, repitió por cuarta vez la dependienta de la pizzería, con unos dolores que ya anunciaban su ingreso a un mundo un poco más terrorífico que el infierno. El par de chicas rieron con nerviosismo mientras una de ellas pagaba el consumo de ambas con: una cantidad estratosférica de euros para la porquería de pizza que se come aquí, así le diría a su amiga al salir del establecimiento. Pero qué importa, respondió la otra, nos ha dado muchísima información buenísima para contar en el hostal, acuérdate que hoy toca hablar de fantasmas en la tertulia de la noche. ¿Tertulia?, ¿llamas tertulia a esa bola de idioteces que escupen por cada poro un puñado de turistas ignorantes cuyo único interés es meterse a la cama con cuanta escoba se encuentran en el camino? ¡Ay, qué pesada eres! Y finalmente no es más que otra historia de fantasmas, una más entre mil. Bueno, pero ésta hace referencia a alguien muy importante, un médico. El médico de la peste… sí claro…
Mira, vamos por ése otro canal, por ahí no hemos pasado todavía. Pero ése no nos va a llevar al hostal, va hacia el otro lado de la isla y nosotras tenemos que ir hacia el este… ¡Tú qué sabes de puntos cardinales!, eres tan norteada o más que yo… ándale, vamos. No, yo mejor prefiero regresar al hostal. ¿No que tenías mucho espíritu de aventura? Ya no tarda en caer la noche y no sería lindo que nos perdiéramos por todo Venecia y sin siquiera poder tomar un taxi de regreso. ¿No será que la historia del espíritu ése ya te dio miedo?, porque eres un poco miedosita, ¿no? ¡Claro que no!, es sólo precaución, no sabemos italiano… ¿Y cómo es que le entendiste a la pizzera toda su historia de miedo?... Porque la contó cuatro veces, en algún momento le tenía que entender. Ash, bueno te concedo una pero eso no te quita que seas una coyona… mira, por allá se ve un bar, si tenemos suerte, nos ligamos a un par de papacitos italianos.


Murió entre escupitajos negros, sudores sanguinolentos y delirios horrorosos, había dicho la robusta y sonrosada dependienta. La muerte lo sorprendió como a medio mundo en aquél entonces, sólo que éste era un muerto especial porque practicaba la medicina, curaba –o decía que curaba- enfermos de una enfermedad de la que luego él mismo habría de ser víctima. Pero lo peor fue que no pudo salvar a su hijita, una niña pequeña…. Unos seis, siete años o así… se la cargó también la epidemia pero para el pobre hombre fue peor que ver morir media ciudad vencida por la epidemia. Era su luz, su único lazo con este mundo… entonces juró venganza, porque le echó la culpa a la ciudad, ¿sabes?… y decidió que morirían todos los que tuvieran que morir sin que él moviera un dedo para salvarlos. Y, en efecto, murieron cientos, miles… sin que él hiciera nada para darles siquiera un buen morir… fue entonces cuando se contagió él, que creía que por ser médico de la peste no iba a sucumbir, ¡qué idiota! En cambio, se enfermó y en cinco días se lo estaba llevando la góndola de los cadáveres. Pero no quedó ahí, se murió tan furioso de haber perdido a su única hija que no ha podido descansar en paz desde entonces… Así que de vez en cuando aparece por el puente del Rialto con su abrigo largo, su sombrero redondo y su máscara de con nariz en forma de pico de ave para guardar hierbas aromáticas que le evitaran la desgracia de oler a la muerte. ¡Para lo que le sirvió la ridícula máscara! Dicen que si lo ves, te contagias de algo, aunque sea de gripa.
                Pero el galeno no va en busca de catarros, tosesitas con flemas, entuertos o inofensivas jaquecas. Busca un culpable entre los culpables. Alguien que reciba su justo castigo por haberle arrebatado su tesoro… su único tesoro. Se la llevó en su momento más bello, cuando se es demasiado inocente para saber las cosas de la vida… Era un ángel, dijo en voz alta cuando subieron el diminuto cuerpo a la góndola de la muerte. Echarán los cuerpos al mar para que se los coman las criaturas del fondo, se contaminarán las aguas venecianas de esa maldita muerte negra, reflexionó el médico de la peste mientras veía alejarse la embarcación que se llevaría a su hija para siempre. Maldita Venecia, dijo en voz alta, maldita ciudad funesta. Y como en un ensueño de neblina, bruma y dolor, vio aparecer por el puente del Rialto a dos mujeres que parecían pasear sin ninguna zozobra a cuestas. Forasteras, dijo entre dientes, odio a los forasteros igual que a la muerte negra. Son la misma plaga pero disfrazada. Las vio reír, discutir cuestiones que no llegaban a su entendimiento; también las vio preguntar a un transeúnte por una referencia. Están perdidas, pensó, tan perdidas como mi hija, como mi pequeña… El doliente padre se calzó la cabeza con el sombrero redondo, se colocó la máscara de pico de ave para cubrirse del contagio… y las siguió…

jueves, 21 de julio de 2016

PONTE DOI SOSPIRI




“Me detuve en Venecia, en el Puente de los Suspiros. 
Un palacio y una prisión en cada mano”, Lord Byron 



Sostenía entre las manos una pequeña Biblia que fingía leer cuando entraba alguien a la habitación. En realidad, miraba por la ventana del Palazzo Dolfin Manin hacia el Gran Canal. De vez en cuando exhalaba un suspiro. Sólo Gianna sabía lo que realmente pasaba por esa cabeza de bucles castaños. Pero su criada no se encontraba ahora, había salido a hacer un recado de su ama. Debía entregar una carta. Una escrita con los latidos de un corazón atribulado. Momentos después, Brunella escuchó sobresaltada unos pasos presurosos. No eran los de su marido, eso lo supo al instante. Conocía de sobra las pisadas rotundas y violentas de un conde desdeñoso y cruel como el que más. Éstos eran otros, unos que presagiaban el mal. Y eran de mujer. La puerta del salón de lectura se abrió de golpe. Era Gianna que regresaba antes de tiempo. Y por la expresión de su rostro, Brunella lo supo. Se incorporó de un brinco, tomó a su criada por los hombros y la sacudió con fuerza como si con ello pudiera borrar la noticia que con tanta premura había venido a entregarle. Se lo han llevado, fue todo lo que Gianna pudo decir y cayó de rodillas sobre las baldosas para luego cubrirse el rostro y llorar. ¿Fue el conde, verdad? Preguntó Brunella aun cuando sabía de sobra la respuesta. Gianna sólo asintió con la cabeza. ¿Cómo lo supo? Váyase, señora, el amo viene en camino… la condenarán a usted también. ¿También?... La Prisión de la Inquisición, dijo Brunella en un susurro. Sin pensar más, arrojó la Biblia al suelo con descuido, casi con rabia, y corrió escaleras abajo sin escuchar los gritos de su criada que la urgía a fugarse cuanto antes. No sabe cómo pudo evadirlo, pero en el camino hacia el pequeño muelle a pie del palazzo, logró zafarse de las garras del marido despechado. Brunella se recogió las largas enaguas, bajó los cuatro escalones que conducían al pequeño muelle y brincó dentro de la góndola. Lárgate, ordenó al gondolero. Él sólo la miró con sorpresa y obedeció. Las damas no saben conducir góndolas, pensó el joven con el ceño fruncido. Pero Brunella sí que sabía, aprendió a hacerlo durante sus expediciones nocturnas. Detrás de ella, el conde le pisaba los talones. Eso no detuvo su marcha, ni siquiera asomó la duda ni el temor en su decisión. Clavando el remo en las aguas heladas del invierno veneciano con gran rapidez, Brunella hizo navegar la góndola por el canal y por un par de metros evitó que su marido brincara dentro de la embarcación. Pero él no se detendría ahí, encontraría la manera de darle alcance. Brunella olvidó la existencia del conde, la brisa gélida de la caída de la tarde sobre el gran canal o, incluso, la sentencia que a ella misma impondrían. Todo. Olvidó todo… excepto a él. El adulterio se paga con la vida, le habían dicho. El remo se insertaba una y otra vez entre las aguas turquesa de los canales mientras la góndola se deslizaba por sus aguas. Y al fin llegó al rio della Canonica en donde hacía apenas unos años inauguraron el puente que uniría para siempre los destinos del Palazzo Ducale y la nueva prisión. Brunella miró hacia arriba, hacia el puente de estilo barroco. Ahora lo veía tan pequeño e insignificante, tan lóbrego… En ese punto hizo detener su embarcación. Y entonces escuchó su nombre en forma de grito siniestro. Su corazón se detuvo por un instante. Era él. Era su voz desgarrada por el miedo y la desesperanza. A ella le era imposible verlo, pero se conformaba con escuchar su voz. ¡Ruggiero!, le gritó ¡Brunella!, volvió a decir él… y no hubo nada más que pudieran decirse. Atrás de la condesa hizo su aparición otra góndola… su ocupante: el conde quien de su jubón extrajo una pistola de oro con cacha de marfil. Con ella habría de disparar a la condesa. Lo hizo por la espalda. Desde lo alto se escuchó el grito del hombre al que pronto habrían de sentenciar, era el aullido más que de un condenado, de un muerto en vida. Llegó la embarcación del conde al lado de la de su esposa. La contempló tirada en el piso de ésta sobre un charco escarlata. Ella lo miró desde abajo, sin poder respirar apenas, la bala había traspasado un pulmón. Brunella emitía su último suspiro al mismo tiempo que Ruggiero suspiraba de dolor profundo desde el interior del puente. Ambos suspiros se unieron en uno solo. En uno que retumbó, de las paredes del Palazzo Ducale hacia las de la prisión nueva, dejando ahí su huella indeleble de amor y muerte.